A menudo me han preguntado: “¿Se puede meditar escuchando música? En el contexto de los protocolos de mindfulness, ésta no es la intención. La música puede distraernos fácilmente de estar presentes en nosotros mismos. Sin embargo, como dice el refrán, “la música ablanda el alma”.
Nos acompaña desde la noche de los tiempos y es omnipresente.
Creado por el hombre o por la naturaleza, también ha sido adoptado por el reino animal. Muchos científicos han estudiado sus virtudes, e incluso se utiliza como terapia con eficacia demostrada.
Personalmente, creo que es un medio interesante. Siempre que ya tengas cierta experiencia en la práctica y la música que escuches sea lo suficientemente lenta, a ser posible repetitiva, como una especie de ritornello, que arrulle y estabilice tu intención.
Por eso te ofrecemos la posibilidad de probar dos enfoques interesantes con este programa de música y meditación. Uno consiste en sincronizar la respiración con la melodía, lo que se asemeja a lo que llamamos “coherencia cardiaca”; el otro consiste en dejarse llevar por los instrumentos estando atentos a lo que vivimos a través de nuestras tres C, de las que nos hemos ocupado en otros programas. Te deseo lo mejor en tu práctica y espero verte pronto con estas nuevas experiencias.