El programa que están a punto de descubrir, y al que le tengo un cariño especial, lo produje con mucho gusto. Es un programa sobre las emociones.
Cuando hablamos de emociones, enseguida tenemos la sensación de que debemos desconfiar de ellas, de que debemos ponerlas a distancia, de que si queremos pensar en serio, no debemos dejarnos perturbar por ellas.
¡Qué error! Necesitamos nuestras emociones para vivir, para ser inteligentes, para comprendernos a nosotros mismos y al mundo, porque las emociones son como pequeñas señales de advertencia que sentimos en el cuerpo, porque las emociones se experimentan ante todo en el cuerpo, como las señales de tráfico que nos dicen “cuidado con la curva a la izquierda, la curva a la derecha, la calle de sentido único o el callejón sin salida”.
Toda la información que nos permite adaptarnos y ajustarnos en cada momento de nuestra vida. Cuando percibimos que una emoción está presente, podemos dirigirnos a ella y decirle: “Mira, ¿qué tienes que decirme? ¿Qué mensaje quieres darme?
Etimológicamente, emoción viene de “exmoved”, que significa poner en movimiento. Y cuando nos acostumbramos a ello, cuando nos entrenamos para dar forma a nuestra vida, a nuestro mundo interior e incluso a nuestras relaciones exteriores con nuestras emociones, entonces nos sentimos mucho más coherentes y comprometidos, de una forma muy activa, en el mundo que es el nuestro.